miércoles, 25 de enero de 2017

Virgen de Salinas de Ibargoiti

En este momento ha surgido la oportunidad única de recuperar para el Patrimonio Cultural de Navarra una pieza artística singular que lamentablemente desapareció en las primeras décadas del siglo pasado.
Se trata de la talla de la Virgen de Salinas de Ibargoiti, realizada en madera policromada de 90,2 cm de altura, datable en el siglo XIII, durante el reinado de Sancho el Fuerte. 

La talla de la Virgen se encuentra en la actualidad en Estados Unidos, ofrecida en una subasta pública que se celebrará el día 26 del presente mes de enero, a las 10.00 h.

La Fundación va a la puja con sus limitados recursos, pero llena de ilusión por intentar recuperar una trozo de nuestra riqueza histórica y artìstica que nunca debió salir de nuestra tierra.


Como puede verse, su estado de conservación es bastante bueno, con los daños lógicos debidos a su antigüedad y a las restauraciones realizadas.
También es notable su valor estético, que se une al histórico, al artístico y simbólico.


Algunos links a la noticia:





martes, 10 de enero de 2017

Gran Arte. Pequeño Formato. J. Luis Resino

Este jueves dedicaremos la última sesión de los Jueves de la Galería a analizar - y disfrutar - de la obra del pintor madrileño J. Luis Resino. A las siete de la tarde
Es la última de las sesiones de los "Jueves" relacionadas con la actual exposición de la galería de la calle de San Antón, 6.
Como el resto de los autores que forman parte de la muestra, se trata de un artista con el que la Galería tiene una antigua relación de amistad que ha permitido aceptar el encargo de realizar una serie de obras de pequeño formato en las que, a pesar del tamaño, no se ha perdido ni un ápice de su genialidad.
Su obra se caracteriza por la delectación con la que crea sus paisajes, sus atmósferas húmedas, utilizando una delicada gama de verdes frescos y tonos agua.
Todo un gran placer en pequeño formato.
Todos están invitados.

  












Muñoz Sola IV. Escenas realistas

Otro de los géneros que aparecen en esta exposición es el de las escenas realistas, en las que Muñoz Sola nos ofrece una visión personal de determinados personajes, en la línea de los realistas franceses como Daumier, Courbet o Millet, pintores a los que pudo conocer directamente durante sus frecuentes visitas a París.
Representa personajes pobres, mendigos, clochards, en actitudes pensativas, reconcentradas, plasmados con medios muy simples, con un sencillo dibujo perfilado con acuarelas, pero con los que consigue una gran profundidad psicológica y cercanía al retratado y a su actuación.







El modelo de estas dos obras es un personaje de su entorno Rafael Padial, mendigo al que conoció y acogió durante meses en su su estudio, a cambio de ser modelo de estas obras y de compartir con él su excéntrica personalidad, según nos cuenta su hijo, Tomás Muñoz Asensio.

 

Esta última obra, tan simple, muestra una escena bien conocida por los pamploneses: el pequeño mercado que se organiza los sábados, desde hace muchos años, en los soportales de la Plaza del Castillo, donde los coleccionistas locales intercambian sellos y monedas. Resulta admirable la capacidad expresiva de este autor, que nos muestra, con unas pocas líneas y manchas de color, todo una ambientación, un momento y una callada conversación

lunes, 2 de enero de 2017

Muñoz Sola III. Bodegones

Una de las características de la producción de Muñoz Sola fue el dominio de varios géneros a los que se dedicó a lo largo de su vida. Quizás fue especialmente conocido por los numerosísimos retratos que realizó, pero son obras que, como es natural, se encuentran en los domicilios de los retratados o sus familias, y por eso son conocidos solo por un reducido número de personas. También cultivó el paisaje, como detallaremos en una entrada posterior, y el bodegón.
En esta exposición se ha reunido un grupo importante de bodegones, alrededor de una docena, en los que vemos cómo el pintor, partiendo de la tradición española de composiciones de fondos muy oscuros sobre los que se destacan los objetos, se recrea en la representación de las calidades y superficies de las cosas: uvas, melocotones, granadas, hojas, ciruelas... frutos del campo navarro.
El virtuosismo de estas composiciones, su verdad y fidelidad al natural, no exenta de una cierta dosis de emoción, hacen que, en algunas ocasiones, se hayan convertidos en auténticos iconos y seña de identidad para Navarra.