Se trata de una de las principales figuras de la creación gráfica vasca actual.
La obra expuesta, abstracta, es fuerte, sugerente, poco amiga de complicaciones, sólida y muy directa.
Es un placer contemplarla.
Además, emplea una técnica revolucionaria, llamada grabado al carborundum, que admite elementos nuevos, como las texturas matéricas sobre la superficie del papel, además de los brillos chispeantes
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